Francia

Author - Sofía Rosconi

La Mansión del Lechero

Nadie puede negar que hay diferentes edificaciones repartidas por todo el mundo que se constituyen como rincones especiales, no sólo por su diseño sino por la historia que esconden en sus muros. Un buen ejemplo de esto es la denominada Mansión del Lechero, una adorable casa perteneciente al territorio francés que no tiene desperdicio. La misma perteneció a un humilde vendedor de leche, llamado Robert Vasseur, quien adquirió la vivienda en el año 1948 y decidió decorarla de una manera muy singular.

La mansión está localizada en Louviers y también dispone de un adorable jardín de pequeñas dimensiones. Cuenta la historia que la cocina de la casa, más precisamente la zona del fregadero, tenía unas manchas que la mujer del lechero no pudo limpiar, por lo que le pidió ayuda a su marido. La solución que encontró Robert fue la de cubrir la pileta con mosaicos y vidrios que fue recolectando en sus caminatas por el pueblo. Como el resultado fue muy bueno, el vendedor de leche se atrevió a hacer lo mismo con toda la casa.

El basurero del pueblo ayudó a Robert a cumplir este objetivo, ya que lo ayudó a juntar trozos de vidrio y vajilla. Con el correr de los años, el pasatiempo de este hombre comenzó a hacerse conocido en el pueblo, por lo que todas las personas (niños, adultos, lugareños, turistas) colaboraron con el lechero brindándole el material necesario para decorar su vivienda: pedazos de vidrio, vajillas, conchas, cristales e incluso estrellas de mar. La solidaridad fue tan grande, que el lechero llegó a construir una galería, una fuente, un estanque, un quiosco oriental y un pequeño molino… todos cubiertos de mosaicos.

Se trata de un sitio diferente y único, con una belleza incomparable. Asimismo, demuestra que la imaginación, la buena voluntad y la cooperación pueden lograr grandes cosas. La Mansión del Lechero está situada a una hora en automóvil de Louviers.

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El Museo del Huevo

Francia es un país capaz de sorprender a todos sus visitantes con encantos sumamente peculiares. Sus museos no son la excepción de esto, ya que es posible encontrarlos de las temáticas más curiosas. Esto es así porque se pueden coleccionar los elementos más variados sin ningún tipo de restricción, sólo se trata de tener ingenio e imaginación. Un buen ejemplo de esta cuestión que estamos describiendo es un singular establecimiento francés, conocido como el Museo del Huevo. Está localizado en la región de Ródano-Alpes, más precisamente en Soyans, y no sólo es considerado como uno de los atractivos más novedosos del territorio francés, sino también de todo el mundo.

Quizás en un primer momento pueda parecer un tanto aburrida o monótona una visita a un sitio que está dedicado exclusivamente al huevo. Sin embargo, la realidad es que descubrir este encantador museo de Francia resulta una experiencia tan interesante como entretenida. Allí es posible encontrar los huevos más variados, de todos los colores y tamaños. Hay huevos de aves, de reptiles, de dinosaurios, artificiales, pintados, decorados, esculpidos y mucho más. Asimismo, no podemos dejar de hacer referencia a que también hay huevos que guardan consigo historias muy cautivadoras que valen la pena ser conocidas.

Otro dato que es bueno considerar es que el museo se originó a partir de una exposición que se desarrolló en el Festival del Huevo que se llevó a cabo en el sur del país en el año 1992. La exhibición tuvo tanto éxito, que con el correr del tiempo fue ganando popularidad y actualmente el establecimiento alberga un total de cuatro mil ejemplares diversos. Sin dudas, se trata de un lugar de interés excelente para los aficionados de los museos insólitos.

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La fortaleza La Latte en Francia

Con el nombre La Latte se conoce a una fortaleza francesa que está localizada a unos cuatro kilómetros al sureste del Cabo de Fréhel, en la comuna homónima (Bretaña). Se trata una auténtica joya de la arquitectura antigua, que también sobresale por su bellísimo entorno paisajístico. Esto es así porque la construcción en cuestión está emplazada entre barrancos y acantilados, sin dejar de mencionar que está rodeada por el precioso mar azulado. Si te apasionan los edificios medievales, no caben dudas de que este rincón de Francia resulta una visita imprescindible para tí, por lo que a continuación trataremos sobre sus principales características.

Situado en una posición privilegiada a unos sesenta metros del mar, esta edificación se constituyó antiguamente como una fortaleza realmente invencible. Fue erigida de la mano de Stephen III Gouyon en el siglo XIV, con el objetivo primordial de proteger la costa de ataques e invasiones de enemigos. Tal como mencionamos anteriormente, evadir esta fortificación era una tarea prácticamente imposible, ya que la única forma de acceder a ella era a través de dos puentes levadizos (debido a que está situada entre dos acantilados).

A pesar del excelente trabajo de Gouyon, el castillo fue atacado dos veces: en el año 1379 y durante el siglo XVI, más precisamente en las Guerras de Religión. Después de este segundo evento desafortunado, La Latte quedó abandonada y a la merced de constante saqueos. Fue Luis XIV quien volvió a adquirir interés por esta área privilegiada, aunque tiempo después fue vendida a dueños privados. En la actualidad, se constituye como un excelente atractivo turístico en el que los visitantes pueden apreciar una fascinante estructura y sitios realmente interesantes, como por ejemplo: el gran patio, la torre de homenaje, las mazmorras y una pintoresca capilla.

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Los “castillos” de Bruniquel en Francia

Una de las tantas comunas de gran encanto con las que cuenta Francia se denomina Bruniquel. Está situada en el departamento de Tarn y Garona, sin dejar de mencionar que su belleza es tan notable que está categorizada como uno de los pueblos más bonitos del país (les plus beaux villages de France). Debido a esto, recomendamos ampliamente a todas aquellas personas que tienen en mente llevar a cabo un viaje de placer a esta nación del continente Europeo, que no duden en escoger Bruniquel como un posible destino. A continuación, trataremos puntualmente sobre los “dos” castillos con los que cuenta esta aldea, los cuales dejan en evidencia de la gran riqueza patrimonial, histórica y arquitectónica que derrocha este rincón francés.

Es importante considerar que un aspecto característico de la gran mayoría de los pueblos medievales de la región es albergar una fortificación, la cual se encarga de dominar sus paisajes urbanos. Tal como mencionamos anteriormente, Bruniquel no sólo dispone de uno, sino que son dos los castillos pertenecientes al territorio de esta comuna. Todo esto es visualmente hablando, claro. A pesar de lo que los ojos humanos pueden decir, la realidad es muy distinta.

Se trata básicamente de un solo castillo, el cual antiguamente fue dividido en dos partes por un enorme muro. Las dos edificaciones por separado cuentan con aspectos muy distintos entre sí, aunque en el año 1780 el vizconde Luis Rigal Bruniquel compró una de las mitades y construyó dos torres gemelas como elementos que simbolicen la reunificación del imponente edificio.

Por último, no podemos dejar de hacer referencia a que Bruniquel no sólo cuenta con este fantástico castillo, sino que también ofrece a sus visitantes la posibilidad de conocer una enorme riqueza cultural e histórica, con atractivos como su casco antiguo, sus centenarias casas de piedra, sus mansiones de exquisita decoración y sus calles medievales que prácticamente permiten viajar al pasado.

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Larressingle

Nadie puede negar el inmenso encanto con el que cuentan las villas medievales. Se trata de pintorescos ambientes que combinan a la perfección paisajes bellísimos con construcciones añejas que se mantienen prácticamente intactas con el correr de los años. Sin lugar a dudas, visitar uno de estos rincones maravillosos se traduce como una excelente forma de viajar al pasado en un instante, ya que albergan vestigios históricos por doquier. Es fundamental que estas villas son tan atractivas que muchas personas las consideran como los sitios más bellos de todo el mundo.

Un buen ejemplo para dar cuenta de todo esto es Larressingle, una preciosa comuna perteneciente a Francia. También conocida como “La Pequeña Carcasona de Gers”, se trata nada más ni nada menos que de la más pequeña de su tipo en el territorio francés. A continuación, trataremos sobre sus principales características y las razones por la cual es una visita más que recomendable.

Situada en el departamento de Gers, Larressingle tiene un gran valor paisajístico y patrimonial. Asimisno, no podemos dejar de mencionar que alberga todos los elementos que a cualquier persona se le pueden cruzar por la cabeza cuando invocan una villa medieval: fosos, puentes levadizos, frondosos bosques y construcciones antiguas de todo tipo. Si tienes la oportunidad de visitar esta comuna, considerada como una de las más hermosas de Francia, hay ciertos lugares de interés que simplemente no puedes dejar de lado en tu itinerario de viajes. Algunos ejemplos de esto son: la muralla poligonal de 270 metros de perímetro, el puente de Artigue y la Ciudad de las Máquinas de guerra de la Edad Media, sin dejar de mencionar los numerosos castillos, callejuelas y museos.

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