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La ciudad de Tours, situada en la región Centro-Val de Loire, es una de las joyas del valle del Loira y uno de los destinos más encantadores de Francia. Con cerca de 140.000 habitantes y un área metropolitana que supera los 350.000, combina la tranquilidad de una ciudad histórica con el dinamismo de un centro universitario moderno.

A menudo llamada “el jardín de Francia”, Tours destaca por su ubicación privilegiada entre ríos, viñedos y castillos renacentistas. Pasear por sus calles adoquinadas, contemplar sus casas con entramado de madera y disfrutar de su vida cultural son experiencias que cautivan a cualquier visitante.

Historia de Tours

Los orígenes de Tours se remontan a la época romana, cuando era conocida como Caesarodunum. Su historia ha estado marcada por la religión, la política y la cultura. En la Edad Media se convirtió en un centro espiritual gracias a la figura de San Martín de Tours, cuya tumba atrajo a peregrinos de toda Europa. Posteriormente, durante el Renacimiento, vivió un periodo de esplendor gracias a los reyes de Francia que eligieron el valle del Loira como lugar de residencia y mandaron construir fastuosos castillos en sus alrededores.

En tiempos más recientes, la ciudad sufrió bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, aunque logró reconstruirse sin perder su esencia histórica. Hoy, al recorrer sus calles, es fácil percibir cómo la herencia medieval y renacentista convive con una ciudad moderna y vibrante.

El corazón de la ciudad: el casco histórico

El centro histórico de Tours, conocido como Le Vieux Tours, es uno de los más pintorescos de Francia. Sus calles estrechas y adoquinadas, sus fachadas medievales y renacentistas y el ambiente animado que se respira en cada rincón lo convierten en un lugar imprescindible.

La Place Plumereau es el corazón del casco antiguo. Rodeada de restaurantes, cafés y bares, es un punto de encuentro tanto para turistas como para estudiantes y locales. Desde allí se pueden recorrer calles como la Rue Briçonnet o la Rue Colbert, donde abundan las pequeñas tiendas, librerías y talleres artesanales. El ambiente nocturno es especialmente animado, con terrazas llenas de vida en cualquier época del año.

Monumentos imprescindibles

Tours cuenta con un importante patrimonio arquitectónico que refleja su historia. La Catedral de Saint-Gatien, construida entre los siglos XIII y XVI, es un ejemplo espléndido del gótico flamboyante. Sus vidrieras de colores y su fachada imponente impresionan a cualquier visitante.

La Basílica de San Martín es otro de los grandes referentes de la ciudad. Dedicada al célebre santo, guarda su tumba y continúa siendo un lugar de peregrinación. También merece una visita el Hôtel Goüin, un elegante palacete renacentista que acoge exposiciones, y el Castillo de Tours, que aunque conserva solo una parte de su estructura original, se utiliza hoy como espacio cultural.

Cultura y vida universitaria

Tours es también un centro universitario con gran tradición. La presencia de la Universidad François-Rabelais aporta un ambiente joven y cosmopolita que se nota en las calles, los bares y los espacios culturales.

La ciudad cuenta con instituciones de gran prestigio como el Museo de Bellas Artes, situado en el antiguo palacio arzobispal y que conserva una valiosa colección de pintura francesa, italiana y flamenca. A esto se suma el Centro de Creación Contemporánea Olivier Debré (CCCOD), un espacio moderno que acoge exposiciones temporales y fomenta el arte contemporáneo. La oferta cultural se completa con numerosos festivales, como el Festival de Música de Tours o Jazz en Touraine, que atraen a artistas y visitantes de toda Europa.

Gastronomía de Tours

La cocina de Tours refleja la riqueza gastronómica del valle del Loira. Una de sus especialidades más conocidas son los rillettes de Tours, una especie de paté de cerdo confitado que se suele untar en pan, y los rillons, pequeños trozos de cerdo caramelizados. También destacan los platos elaborados con pescado de río, las cabrillas en salsa y los quesos de cabra, especialmente el Sainte-Maure-de-Touraine, con su característica forma cilíndrica atravesada por una brizna de paja.

En el terreno vinícola, Tours está rodeada de prestigiosos viñedos que producen vinos blancos, tintos y espumosos de denominaciones como Vouvray, Chinon o Montlouis-sur-Loire. Para degustar estos productos, nada mejor que visitar el mercado de Les Halles, donde se concentran los mejores quesos, embutidos, panes y vinos de la región.

Tours y el valle del Loira

Visitar Tours es también abrir la puerta al valle del Loira, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde la ciudad se puede acceder fácilmente a algunos de los castillos más famosos de Francia, lo que convierte a Tours en un excelente punto de partida para explorar la región.

Entre los más destacados se encuentra el Castillo de Villandry, famoso por sus espectaculares jardines renacentistas; el Castillo de Chenonceau, conocido como el castillo de las damas por haber sido residencia de mujeres influyentes en la historia francesa; el Castillo de Amboise, donde reposan los restos de Leonardo da Vinci; y el Castillo de Azay-le-Rideau, que parece flotar sobre un espejo de agua.

La proximidad de Tours a estos monumentos permite organizar excursiones de un día y disfrutar tanto de la historia como de los paisajes del Loira.

Naturaleza y espacios verdes

Tours también es una ciudad verde, con numerosos parques y jardines que invitan al descanso. El Jardín Botánico, fundado en 1843, reúne especies exóticas y zonas de recreo, ideal para pasear en familia. El Parque de la Gloriette ofrece un gran espacio para actividades al aire libre y eventos culturales, mientras que las orillas del Loira y del Cher son perfectas para caminar, andar en bicicleta o simplemente disfrutar de un picnic al aire libre.

Esta conexión con la naturaleza contribuye a la calidad de vida de la ciudad y la hace aún más atractiva para quienes buscan combinar turismo cultural con momentos de relajación.

Cómo llegar a Tours

La ciudad cuenta con muy buenas conexiones de transporte. El tren de alta velocidad (TGV) conecta Tours con París en aproximadamente una hora, lo que la convierte en una excelente escapada desde la capital francesa. Además, el aeropuerto de Tours-Val de Loire ofrece vuelos a varias ciudades europeas. Para quienes viajan en coche, su ubicación en el centro del país facilita el acceso por carretera desde diferentes regiones de Francia.

Consejos para visitar Tours

La mejor época para descubrir Tours y sus alrededores es la primavera y el verano, cuando los jardines y viñedos están en todo su esplendor. Sin embargo, el otoño también resulta muy atractivo, ya que el paisaje se tiñe de colores dorados y rojizos. En cuanto al alojamiento, la ciudad ofrece desde hoteles boutique en el casco antiguo hasta casas rurales en la campiña cercana. Para conocer la ciudad basta un fin de semana, pero lo recomendable es dedicar al menos tres o cuatro días si se desea explorar también los castillos del valle del Loira.

Conclusión

Tours es una ciudad que enamora por su combinación de historia, cultura, gastronomía y naturaleza. Recorrer su casco histórico, descubrir sus monumentos, probar su cocina y explorar los castillos del Loira desde esta base privilegiada es una experiencia inolvidable. Dinámica y acogedora a la vez, Tours se ha consolidado como uno de los destinos más completos de Francia, un lugar donde el pasado medieval y renacentista se mezcla en armonía con la modernidad y la vida universitaria.

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