Francia

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Locronan, la joya de piedra francesa

Francia está llena de pequeñas joyas naturales que llaman la atención por su increíble belleza. Lo malo de ello es que pronto estos lugares comienzan a masificarse y, aunque no pierden ni un ápice de su atractivo, sí resultan más tediosos de visitar por la masificación que existe. Carcassonne o Lille, son pequeñas ciudades que en los últimos años han pasado de ser un pequeño refugio para convertirse en auténticas urbes turísticas, llegando la segunda de ellas ha alzarse con la denominación de Capital Europea de la Cultura en 2004 y a albergar grandes torneos internacionales de póker en la actualidad que han contado con una gran representación local.

Por suerte, siguen existiendo pequeños remansos de paz para aquellos que prefieran hacer una escapada a la Francia más tranquila, huyendo del bullicio de las zonas Turísticas. Locronan, en la Bretaña francesa,  es uno de ellos.

Lo primero que llama la atención de esta pequeña población de la Bretaña es que todo es de piedra. Calles adoquinadas, casas, tiendas, negocios, iglesias, etc., todo de piedra.  Y es precisamente la piedra la que nos provoca la sensación de haber sido transportados en el tiempo hacia el pasado. Una sensación que se multiplica todavía más por el hecho de que en esta bella población no está permitido el acceso a los vehículos motorizados y que tampoco cuenta con cableado a la vista o semáforos. Locronan está literalmente detenido en el tiempo.

La historia de Locronan se inicia en el siglo V cuando los celtas llegaron a él en busca de nuevas tierras. Maravillados por su situación, este pueblo escogió este lugar para crear y erigir un nemetón, que hace referencia  a la construcción de un recorrido sagrado jalonado de estaciones que vendrían a simbolizar los diferentes meses del año. En el siglo XIV el asentamiento fue cristianizado por Saint Ronan que fundó la actual ciudad. Durante los siglos siguientes, Locronan se convirtió en un importante centro de manufactura de tejidos de lona empleadas para la creación de las velas de los barcos. En la actualidad, ese origen ligado al mundo náutico todavía puede apreciarse en las diferentes tiendas y negocios que mantienen su estructura original casi intacta.

Sería imposible destacar cualquier construcción como la más importante de la ciudad porque todas ellas son dignas de ver y visitar. Con todo, no podemos dejar de hablar de la Iglesia de Saint Ronan, que destaca sobre el resto de edificaciones. Construida en 1420 en forma de catedral gracias al aporte económico de los duques de Bretaña, grandes devotos del santo, esta iglesia de estilo gótico flamígero cuenta con un púlpito decorado con diez medallones que narran la vida de Saint Ronan así como con una cristalera datada en el siglo XV que retrata a su vez las diferentes escenas de la Pasión de Cristo. Por su parte, la fachada está inspirada en la Catedral de Quimper.

Justo al lado de la iglesia se encuentra la capilla de Pénity. Construida en el siglo XVI sobre la plaza primitiva de la iglesia, la capilla alberga la supuesta lápida funeraria de Saint Ronan compuesta de losas de piedra de kersanton.

Además, en la parte trasera de la Iglesia también se encuentra el cementerio cuyas lápidas, siguiendo el estilo arquitectónico de toda la ciudad, están construidas en granito.

El culto a Saint Ronan es tal que cada año se celebra una romería en su honor que recibe el nombre de Troménie. Cada seis años, y en el mes de julio, se celebra La Gran Troménie, una procesión de 12km en cuyo recorrido los estandartes y trajes tradicionales llenan de color las calles de Locronan.

Otro punto de gran belleza es la Grand Place en la que en la actualidad se conservan  las espectaculares casas de aquellos comerciantes que antaño se lucraron con el negocio de la venta de velas, así como las casas de los nobles y las oficinas reales. Rodeada toda ella por ventanas de colores y vegetación por las fachadas, la Grand Place cuenta además con un atractivo añadido: un pozo que en las épocas estivales se decora con flores regalando al visitante todo un espectáculo de color.

Paseando por las calles de Locronan, a pie o en un carro de época,  nos podemos encontrar con pequeñas tiendas y negocios familiares cuya arquitectura y estilo, como comentábamos antes, sigue los cánones tradicionales. Galerías de arte, tiendas de antigüedades, de vidrio o de cerámica cuentan con letreros y contraventanas de madera pintadas en colores vivos y llamativos que llaman la atención del visitante.

Si eres goloso, podrás saciar el hambre con los kouing-Amann, unos deliciosos pasteles que son elaborados en las panaderías tradicionales, o con un auténtico crêpe bretón, producto estrella de la región.

El encanto que desprende Locronan, que forma parte de la asociación Les plus beaux villages de France, le ha valido para ser escogido por diferentes cineastas nacionales e internacionales como telón de fondo para sus producciones. Así, el director francés Roman Polanski rodó en las calles de Locronan su película Tess, mientras que Jean Pierre Jeunet escogió la magia de ese lugar para grabar Largo domingo de noviazgo. Y es que Locronan es precisamente esto, un auténtico destino de película.

 

Quiberon, la preciosa península al sur de Bretaña

Quiberón, la preciosa península la sur de Bretaña, en la provincia de Morbihan, alberga la pequeña ciudadQuiberon, la preciosa península al sur de Bretaña homónima, conocida sobre todo por su maravillosa costa oeste y paisajes increíbles que invitan a la práctica de senderismo.

Diez preciosas playas de arena blanca y con un mar turquesa intenso hacen de
Saint-Pierre de Quiberon un destino perfecto para disfrutar durante el verano, pero también los amantes del senderismo pueden aprovechar los muchos senderos para pasear y vivir la naturaleza a pleno.

La costa de Quiberon es rocosa, con acantilados y donde también el turista encontrará numerosas bahías, además de su famosa costa oeste a la que los pobladores llaman
la Côte Sauvage donde existe una flora variada que merece la pena descrubrir.

Ideal para las caminatas es la zona de la Pointe de Conguel pero también es interesante visitar la grande plage de Quiberon, esta gran playa, frente a Belle-Ile-En-Mer es perfecta para disfrutar de un día de descanso y relax.

Entre los meses de julio y agosto Quiberon atrae millares de turistas, y no es para menos pues las bellezas naturales y lo pintoresco de esta ciudad, la transforman en un
destino privilegiado para quienes visitan Bretaña

Y para quienes pretenden realizar actividades al aire libre existen dos zonas de acampamiento, una de ellas es Kerné y la otra es el Goviro, que ofrece una gran zona aparcamiento para quienes van en auto-caravana y por supuesto una excelente oferta hotelera que alcanza los cien establecimientos de primer nivel.

Tanto el amanecer como el atardecer representan un atractivo para quienes disfrutan de sus vacaciones en Quiberon, por sus colores y el entorno, ideal para un viaje de luna de miel.

Actividades de ocio en Quiberon

Muchas agencias de turismo ofrecen paquetes de vacaciones en Quiberon que incluyen, no solo alojamiento sino también, todo tipo de actividades de ocio como las que detallamos a continuación:

Paseo a bordo de un velero tradicional

Para los amantes de la vela, en Quiberon podrán disfrutar de un paseo por el mar y aprender las prácticas de vela tradicional en un barco escuelo que recorre la región del parque regional del Golfo de Morbihan.
Sesión de Talasoterapia

Los beneficios de la Talasoterapia fueron descubiertos por un médico de Quiberon en el siglo XIX y hoy los turistas pueden disfrutar de un día de relax y descubrir esta terapia natural que utiliza sustancias extraídas del mar como algas o barro teniendo en agua de mar como agente terapéutico, todo a través de modernos y exclusivos tratamientos.

Dólmenes en el islote de Théviec

En una excursión visitando el islote de Théviec los visitantes podrán conocer los dólmenes, menhires y megalitos del período Neolítico, además de restos de sepulturas y también esqueletos humanos que datan de las eras del Mesolítico, ideal para quienes gustan de la antropología.

Andar en bicicleta

Andar en bicicleta es un buena idea para recorrer la ciudad de Quiberon, pero también es una manera ideal de dar un paseo recorriendo la carretera costera y tomar fotografías de las maravillosas vistas sobre la laguna del golfo de Morbihan a un lado, y las del océano del otro.

Practicar deportes acuáticos

Gracias a las playas y acantilados que existen en Quiberon los deportes acuáticos representan un gran atractivo. Entre los deportes acuáticos más populares destacan el surf, paseos en kayak, vela y también pesca.

Considerado como uno de los lugares más espectaculares de la Bretaña francesa, la península de Quiberon es un destino turístico que sorprende, por sus bellezas naturales, playas espectaculares y una gastronomía sabrosa con platos típicos a base de pescado fresco que pueden degustarse en los muchos restaurantes de la ciudad.

La fortaleza La Latte en Francia

Con el nombre La Latte se conoce a una fortaleza francesa que está localizada a unos cuatro kilómetros al sureste del Cabo de Fréhel, en la comuna homónima (Bretaña). Se trata una auténtica joya de la arquitectura antigua, que también sobresale por su bellísimo entorno paisajístico. Esto es así porque la construcción en cuestión está emplazada entre barrancos y acantilados, sin dejar de mencionar que está rodeada por el precioso mar azulado. Si te apasionan los edificios medievales, no caben dudas de que este rincón de Francia resulta una visita imprescindible para tí, por lo que a continuación trataremos sobre sus principales características.

Situado en una posición privilegiada a unos sesenta metros del mar, esta edificación se constituyó antiguamente como una fortaleza realmente invencible. Fue erigida de la mano de Stephen III Gouyon en el siglo XIV, con el objetivo primordial de proteger la costa de ataques e invasiones de enemigos. Tal como mencionamos anteriormente, evadir esta fortificación era una tarea prácticamente imposible, ya que la única forma de acceder a ella era a través de dos puentes levadizos (debido a que está situada entre dos acantilados).

A pesar del excelente trabajo de Gouyon, el castillo fue atacado dos veces: en el año 1379 y durante el siglo XVI, más precisamente en las Guerras de Religión. Después de este segundo evento desafortunado, La Latte quedó abandonada y a la merced de constante saqueos. Fue Luis XIV quien volvió a adquirir interés por esta área privilegiada, aunque tiempo después fue vendida a dueños privados. En la actualidad, se constituye como un excelente atractivo turístico en el que los visitantes pueden apreciar una fascinante estructura y sitios realmente interesantes, como por ejemplo: el gran patio, la torre de homenaje, las mazmorras y una pintoresca capilla.

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Dinan

Dinan es una de las más bellas ciudades de región francesa de Bretaña y es un buen lugar para explorar toda la campiña de esta región que es una de las más lindas del mundo, además en esta ciudad podemos encontrar muchos lugares de interés histórico, cultural y arquitectónico para ver y visitar.

Esta ciudad medieval se sitúa en la parte alta del valle del Rance por lo que desde allí podemos tener hermosas vistas del río Rance, es que ya en épocas más antiguas la posición, así como también la ubicación y las fortificaciones atrajeron a importantes  comerciantes que se dedicaron a los negocios que tenían que ver con la lana y la tela, convirtiendo a la ciudad en un importantes puerto comercial.

La ciudad está rodeada de murallas históricas y su patrimonio arquitectónico se ha conservado bien ya que las coloridas casas de entramado de madera que datan del siglo 14 y 15 han sido muy bien mantenidas así como también sus estrechas calles adoquinadas del casco antiguo.

Dentro de los lugares para visitar de la ciudad está el castillo del siglo 14 en el cual se ha dispuesto una exposición permanente sobre la historia de Dinan y en su recorrido se puede visitar la capilla y algunos cuartos de guardia. Muy cerca de allí se pueden encontrar dos calles maravillosas de la ciudad  la rue du Petit Fort , la nace en el puerto y a través de la cual se puede encontrar agradables tiendas artesanales, muy agradables restaurantes así como también interesantes galerías.

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Rennes

Rennes es una ciudad francesa ubicada a 308 kilómetros al oeste de Paris, tiene una gran importancia a nivel político ya que es la capital de la región de Bretaña, así como también es la capital del departamento de Ille y Vaine, respecto a lo que se refiere a la cantidad de habitantes esta ciudad ocupa la posición número decimoprimera ya que solo tiene, según el último censo realizado en el año 2007, 207.922 habitantes.

Rennes es también conocida como una ciudad estudiantil la cual tiene una población importante de inmigrantes que viajan por una determinada cantidad de tiempo con este fin, se calcula que es la octava ciudad universitaria de Francia, ya que según algunos cálculos en el año 2005 52.200 estudiantes de todas partes del mundo eligieron Rennes para realizar sus estudios superiores.

Dentro las instituciones académicas que se destacan en esta ciudad está la conocida Universidad de Rennes, a la cual pertenece un importante centro de investigación sociopolítica conocido como como Sciences Po Rennes.

La oficina de turismo de la ciudad de Rennes ha destcado la presencia de 80 edificios o parte de ellos que son considerados como históricos en donde se destaca lo bien que se ha conservado el antiguo casco urbano, lo cual ha permitido que los turistas puedan recorrer callecitas preciosas en donde se encuentran casa originales del siglo XVI.

Se destaca por su historia, cultura y arquitectura,  que de algún modo la hacen un sitio lleno de contrastes, es la ciudad de Rennes, capital de Bretaña, una visita obligada para quien desea contactarse con otra faceta de la hermosa Francia.

Rennes se encuentra a tan sólo dos horas de París, destacándose por ser una ciudad relativamente pequeña pero con hermosos palacios y parques naturales, además de ser famosa en Francia por la exquisita sidra que en ella se produce.

Con más de dos mil años de vida en la antigüedad fue un poblado de origen gaélico que fuera conquistado por el gran Julio César.

Existen en la  ciudad varios monumentos y entre los más importantes se destacan la ciudad medieval poblada por casas hechas de madera. En la pintoresca Place des Lices se encuentra el mercado donde variados aromas hacen alarde tanto de flores como de frutas frescas.

De estilo clásico y construida en el siglo XIV la bella Catedral de St. Pierre nos invita a recorrerla al igual que la Iglesia de Notre Dame du Roncier y muy cerca el Parlamento de Bretaña y también el Ayuntamiento de la ciudad nos muestran una arquitectura singular.

Al ser una ciudad pequeña es posible recorrerla a pie y un par de días serán suficientes para no dejar nada sin visitar, sobre todo para disfrutar de esos pequeños detalles que la hacen un sitio inolvidable.

Sin embargo y a pesar de su poca extensión en Rennes hallaremos el mejor medio para movilizarnos abordando el metro, que posee una única línea con 15 estaciones y un sistema automático por el cual no es necesario un chofer.

Dividida en dos zonas bien diferenciadas la movida cultural y nocturna la hallaremos hacia el norte del río Vilaine, donde también se encuentran los restaurante, bares y algunos museos. Ya si nos dirigimos hacia el sur llegaremos a una elegante zona de barrios residenciales, que impacta por sus bellas construcciones.

Otra particularidad de Rennes es la combinación de edificios antiguos de estilos medieval y renacentista, además de casas pequeñas que contrastan con grandes parques colmados de flores, esculturas y fuentes.

En su Casco histórico que se desarrolla alrededor de dos viejas plazas reales está compuesto por edificios que datan del siglo XVII, entre ellos el Parlamento que comenzó a edificarse en 1618 y recién fue concluido casi medio siglo más tarde.

Para quienes gustan de la naturaleza nada mejor que una visita a Le Thabor, el parque más importante de la ciudad y uno de los más bonitos de Francia.

Cuenta con diez hectáreas que albergan una gran colección de árboles muchos de ellos ejemplares centenarios, que nos muestran el paso del tiempo a través de sus rugosos troncos.

En relación a su gastronomía se destaca la deliciosa sidra bretona y sus platos más tradicionales que pueden degustarse en los restaurantes de toda la ciudad se distinguen por el uso como ingrediente principal de deliciosos mariscos y su espectacular conejo a la sidra.

Bonita y colmada de rincones para visitar esta pequeña ciudad en Bretaña brinda los viajeros que la visitan lo mejor de sí misma.

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