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El pollo a la francesa es uno de esos platos que, aunque su nombre suene sofisticado, forma parte del recetario cotidiano de muchos hogares. Con una preparación sencilla y un sabor suave pero reconfortante, se ha ganado un lugar en la cocina tradicional española, especialmente en la zona centro del país. Sin embargo, a pesar de su popularidad, son muchos los que se preguntan: ¿qué tiene de «francés»? ¿Por qué este plato lleva ese nombre si no parece proceder directamente de Francia?

A continuación, te explicamos el origen de este nombre, cómo se prepara el auténtico pollo a la francesa, algunas curiosidades y por qué este plato ha conseguido tanta fama.

¿Qué es pollo a la francesa y por qué se llama así?

El pollo a la francesa es una forma de preparar pechugas de pollo pasadas por huevo batido y fritas suavemente, para luego cocinarlas en una salsa de vino blanco con un toque de limón. Es un plato jugoso, con una textura suave gracias al rebozado y un sabor ligeramente ácido y perfumado por el vino y el limón.

¿Es un plato francés?

No, paradójicamente, el pollo a la francesa no es una receta típica de Francia. Aunque su nombre lo sugiere, este plato no forma parte del recetario clásico galo. Más bien, es una adaptación española que utiliza una técnica de cocina que podría considerarse «a la francesa», es decir, elegante, con una cocción suave y el uso de ingredientes como vino blanco y limón, muy comunes en la cocina francesa.

El término «a la francesa» en la gastronomía española suele usarse para describir preparaciones que emplean huevo batido, como las merluzas a la romana o los filetes a la francesa, lo cual genera cierta confusión. En realidad, se trata de una especie de rebozado que no utiliza pan rallado ni harina, solo huevo, lo que da como resultado una textura tierna y dorada.

Así, el nombre parece responder más a una forma de cocinar o presentar el plato que a su verdadero origen.

Receta de pollo a la francesa

La receta del pollo a la francesa es fácil y rápida, perfecta para una comida casera que no necesita ingredientes rebuscados ni técnicas complicadas. Aquí te dejamos una versión tradicional para dos personas.

Ingredientes

  • 2 pechugas de pollo (cortadas en filetes o escalopines)
  • 2 huevos
  • 1 diente de ajo (opcional)
  • 1 vaso de vino blanco (unos 200 ml)
  • ½ vaso de caldo de pollo o agua
  • Jugo de medio limón
  • Harina para enharinar ligeramente (opcional)
  • Sal y pimienta al gusto
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Perejil fresco para decorar

Preparación paso a paso

  1. Preparar los filetes de pollo: Corta las pechugas en filetes delgados y salpimienta al gusto. Si lo deseas, puedes enharinarlos ligeramente antes de pasarlos por huevo, aunque la receta tradicional no lo requiere.
  2. Rebozado: Bate los huevos en un bol. Pasa cada filete por el huevo batido.
  3. Freír el pollo: En una sartén grande con un chorrito de aceite de oliva, fríe los filetes a fuego medio hasta que estén dorados por ambos lados. Retíralos y resérvalos en un plato.
  4. Preparar la salsa: En la misma sartén, añade un poco más de aceite si es necesario y sofríe un diente de ajo muy picado (opcional). Luego incorpora el vino blanco, el zumo de limón y el caldo. Deja que la salsa hierva un par de minutos para que se evapore el alcohol.
  5. Incorporar el pollo: Vuelve a colocar los filetes en la sartén con la salsa. Cocina a fuego suave durante unos 10 minutos, dándoles la vuelta de vez en cuando para que se impregnen bien.
  6. Servir: Espolvorea con perejil fresco picado antes de servir. Puedes acompañar el plato con arroz blanco, puré de patatas o una guarnición de verduras al vapor.

Curiosidades del pollo a la francesa

1. No existe en Francia

Aunque el nombre sugiere lo contrario, si pides «poulet à la française» en Francia, probablemente te miren con extrañeza. Este plato no forma parte de los recetarios regionales franceses. Es un invento español que ha adoptado un nombre con cierto aire internacional, como ocurre con otros platos que llevan el calificativo «a la francesa» sin ser realmente franceses.

2. También se hace con merluza o ternera

La técnica «a la francesa» no se limita al pollo. En muchas casas españolas, se utiliza también para preparar merluza, filetes de ternera o incluso huevos. En todos los casos, el denominador común es el rebozado en huevo batido y una cocción suave con salsa de vino blanco.

3. Un plato frecuente en menús escolares

Gracias a su sabor suave y su fácil digestión, el pollo a la francesa es habitual en comedores escolares, hospitales y residencias. Su textura blandita lo hace ideal para personas mayores o niños.

4. Puede adaptarse a dietas sin gluten

Aunque algunas versiones enharinan el pollo antes de pasarlo por huevo, esta no es una condición imprescindible. Si necesitas adaptar la receta para celíacos, puedes eliminar la harina o utilizar harina de maíz o garbanzo sin perder la esencia del plato.

¿Por qué tiene tanta fama el pollo a la francesa?

El pollo a la francesa es un plato que ha ganado popularidad por varias razones. Aquí te explicamos por qué tantas personas lo eligen como receta habitual en casa.

1. Es económico

Utiliza ingredientes muy básicos y accesibles: pollo, huevos, vino blanco y limón. Todos estos productos están al alcance de cualquier bolsillo, lo que lo convierte en una opción ideal para el día a día.

2. Es rápido y sencillo

No necesitas técnicas culinarias complicadas ni aparatos especiales. En menos de 30 minutos puedes tener listo un plato completo, sabroso y que gusta a casi todo el mundo.

3. Tiene un sabor suave y agradable

La combinación del huevo con el vino y el limón da como resultado un sabor sutil, que se adapta a todos los paladares. No es picante ni especiado, por lo que es perfecto para quienes prefieren sabores tradicionales.

4. Es muy versátil

Puedes acompañarlo con infinidad de guarniciones: arroz blanco, puré de patatas, verduras salteadas, ensalada… Además, puedes prepararlo con antelación y calentar al momento de servir, ya que el pollo queda jugoso incluso recalentado.

5. Es ideal para toda la familia

Desde los más pequeños hasta los mayores, todos suelen disfrutar de este plato. Su textura tierna y su sabor suave hacen que sea uno de esos «platos comodín» que nunca fallan.

Conclusión

El pollo a la francesa es un ejemplo perfecto de cómo la cocina puede ser sencilla y deliciosa al mismo tiempo. Aunque no tenga su origen en Francia, ha conseguido consolidarse como una receta imprescindible en muchos hogares españoles gracias a su sabor equilibrado, su facilidad de preparación y su carácter reconfortante.

Ahora que sabes qué es, cómo se hace y de dónde viene su curioso nombre, ¿te animas a prepararlo en casa? Seguro que, una vez lo pruebes, se convertirá en uno de tus clásicos preferidos.

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