Marsella no es solo una ciudad costera con un gran puerto; es una de las joyas culturales, históricas y naturales más fascinantes del sur de Francia. Fundada por los griegos en el año 600 a.C., esta ciudad milenaria ha sabido reinventarse sin perder su alma. Con un entorno privilegiado frente al Mediterráneo, una mezcla vibrante de culturas y un patrimonio arquitectónico incomparable, Marsella invita a recorrerla con todos los sentidos.

Ya sea que busques historia, mar, arte, gastronomía o simplemente perderte por callejuelas con encanto, Marsella es un destino completo que ofrece experiencias únicas en cualquier época del año.

Una ciudad con siglos de historia

Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia después de París, ha tenido un papel clave en la historia del país y del Mediterráneo. Fundada por marineros griegos de Focea bajo el nombre de Massalia, fue un importante centro comercial desde sus inicios. Con el paso de los siglos, fue conquistada por los romanos, influenciada por los pueblos árabes, e incorporada definitivamente al Reino de Francia durante el Renacimiento.

Este pasado se refleja en sus calles, en sus edificios centenarios, en sus fuertes y en sus museos, convirtiéndola en una ciudad donde cada rincón cuenta una historia.

El Puerto Viejo (Vieux-Port): el corazón de Marsella

El Vieux-Port es el alma de la ciudad. Aquí se encuentra la Marsella más auténtica, donde los barcos pesqueros conviven con yates de lujo, y los cafés y terrazas se llenan de vida desde el amanecer. Es también el punto de partida ideal para explorar la ciudad y para disfrutar de un paseo marítimo relajante.

En los extremos del puerto se alzan dos fortalezas emblemáticas: el Fuerte Saint-Jean y el Fuerte Saint-Nicolas, construidos en el siglo XVII para proteger la ciudad. Hoy en día, Saint-Jean forma parte del espectacular MuCEM (Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo), uno de los museos más innovadores de Francia.

Notre-Dame de la Garde: la guardiana de la ciudad

Ubicada en lo alto de una colina, la Basílica de Notre-Dame de la Garde es el símbolo de Marsella. Construida entre 1853 y 1864 en estilo románico-bizantino, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad y del mar.

Desde su mirador, se puede ver el Vieux-Port, el archipiélago de Frioul y el mítico Castillo de If. En su interior, la basílica está decorada con mosaicos dorados y exvotos marinos que recuerdan la devoción de los marselleses por la Virgen.

El Castillo de If: entre historia y literatura

Frente a la costa, sobre una pequeña isla, se alza el Castillo de If, una antigua fortaleza del siglo XVI que luego se convirtió en prisión de Estado. Su fama mundial se debe a la novela «El Conde de Montecristo» de Alejandro Dumas, donde el protagonista, Edmond Dantès, es encarcelado injustamente.

Hoy en día se puede visitar la isla mediante excursiones en barco que parten del Vieux-Port. Al recorrer sus celdas, aún se pueden ver inscripciones dejadas por prisioneros reales, lo que ofrece una experiencia entre la realidad y la ficción.

Museos para descubrir la historia y el arte

Marsella fue Capital Europea de la Cultura en 2013, y eso dejó una importante inversión en espacios culturales. Entre los museos más destacados se encuentran:

  • MuCEM: Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo. Es moderno, impactante y cuenta con exposiciones temporales y permanentes.

  • Museo de Bellas Artes (Palais Longchamp): uno de los más antiguos de la ciudad, con obras desde el Renacimiento hasta el siglo XIX.

  • Museo Cantini: especializado en arte moderno y contemporáneo.

  • Museo Grobet-Labadié: con una importante colección privada donada a la ciudad.

  • Museo de la Faïence: donde se exhiben piezas de cerámica y porcelana de los siglos XVII y XVIII.

Le Panier: el barrio más encantador

El barrio de Le Panier es el más antiguo de Marsella y uno de los más pintorescos. Calles empedradas, fachadas coloridas, murales artísticos y pequeños talleres de artesanos crean un ambiente bohemio que enamora a todo visitante.

Aquí se puede visitar la Vieille Charité, un antiguo hospicio del siglo XVII convertido en centro cultural. Además, no puedes dejar de pasar por La Chocolatière du Panier, una tienda de chocolates artesanales de gran prestigio.

La Catedral de la Major y la Abadía de San Víctor

Otros dos edificios religiosos que merecen ser visitados son:

  • Catedral de Sainte-Marie-Majeure (La Major), una imponente catedral de estilo neobizantino que se alza cerca del mar. Fue construida en el siglo XIX y destaca por sus cúpulas decoradas y su arquitectura monumental.

  • Abadía de Saint-Victor, del siglo V, uno de los edificios cristianos más antiguos de Marsella, con criptas que datan de la antigüedad tardía. Es un sitio cargado de espiritualidad e historia.

Playas y naturaleza: el lado más relajado de Marsella

Marsella también ofrece la posibilidad de disfrutar del mar y del aire libre. Sus playas son diversas y accesibles, ideales tanto para un baño como para un paseo:

  • Plage des Catalans: muy cerca del centro, ideal para familias.

  • Plage du Prado: amplia y animada, con zonas deportivas y parques.

  • Corniche Kennedy: un paseo escénico junto al mar con vistas espectaculares, ideal para recorrer en bicicleta o a pie.

Además, Marsella está cerca del Parque Nacional de las Calanques, un conjunto de acantilados y calas de aguas turquesas que se pueden explorar a pie o en barco. Es uno de los paisajes más impactantes de la costa mediterránea francesa.

Gastronomía marsellesa: sabor a mar y tradición

Marsella es también un paraíso gastronómico. Su cocina es una fusión del mar, las especias y los productos provenzales. Entre los platos más tradicionales destacan:

  • La bouillabaisse: la sopa de pescado más famosa de Francia, con diferentes tipos de pescado, marisco, hierbas y el infaltable rouille (una salsa picante).

  • Les navettes: bizcochos con forma de barca, típicos de Marsella, aromatizados con flor de azahar.

  • Panisse: una especie de torta frita hecha con harina de garbanzo, típica de la región.

No faltan los mercados para probar y comprar productos locales, como el Marché des Capucins o el Marché de Noailles, donde se siente la influencia del norte de África y de la cocina mediterránea en general.

Comercio, industria y vida moderna

Marsella no es solo turismo: también es una ciudad con un peso económico muy fuerte. Su puerto comercial es el más grande de Francia y el tercero de Europa, siendo clave para las importaciones, la industria petroquímica, naval y de transporte marítimo.

Además, se ha convertido en un polo tecnológico con el desarrollo de Euroméditerranée, un ambicioso proyecto urbano y económico que ha revitalizado gran parte de su zona portuaria.

Cómo recorrer Marsella

Existen múltiples formas de recorrer Marsella:

  • A pie, especialmente por el centro, el Vieux-Port y Le Panier.

  • En barco turístico, para visitar el Castillo de If, las Calanques o simplemente dar un paseo por la bahía.

  • En autobuses turísticos, con paradas libres (hop-on hop-off) que cubren los principales puntos de interés.

  • Transporte público: la red de metro, tranvías y buses es amplia y eficiente.

  • En bicicleta o scooter, disponibles mediante servicios de alquiler.

Marsella, una ciudad para todos los sentidos

Marsella es un destino con alma. Una ciudad que ha sabido mantener su identidad mientras se abría al mundo, que mezcla lo antiguo con lo nuevo, lo francés con lo mediterráneo. Su ritmo vibrante, su cultura diversa, su historia profunda y sus paisajes marinos la convierten en un lugar inolvidable.

Ya sea que te interese la historia, el arte, la buena comida o la naturaleza, Marsella tiene algo para ofrecerte. No importa cuántas veces la visites: siempre encontrarás una razón para volver.

Lugares para visitar

por Elisa

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