Francia

Archive - noviembre 2010

Bellos paisajes en la zona del Lot

La zona del Lot se encuentra al suroeste de Francia, hermosos paisajes que se entrelazan a senderos que parecen jamás tener fin hasta descubrir lugares increíbles.

Puede disfrutarse aquí del turismo tanto rural como cultural ya que ambos se encuentran bien representados por la arquitectura y el marco natural que rodea los palacios, pueblos y castillos que se encuentran entre las montañas.

Sus valles son bonitos jardines verdes que nos muestran magníficos castillos ubicados en  lo alto de los acantilados, variados monumentos y poblados que han sido declarados como Patrimonio Mundial, por la Unesco.

Da gusto recorrer sus bonitos y pintorescos pueblos como Figeac y Cahors que guardan arte e historia de tiempos remotos.

Podremos visitar St-Cirq-Lapopie, Cazals, Bretenoux y Castelnau-Montratier, como también los magníficos santuarios de Rocamadour.

Gran cantidad de castillos existen en toda la región del Lot uno realmente hermoso es el de La Pannoniera, que fuera construido sobre los restos de un granero.

En la mayoría es posible ingresar y ver su interior en detalle, realmente una maravilla, ya que nos permite revivir, aunque sea por unas horas, como era la vida dentro de un castillo hace trescientos años atrás.

Las cuevas de toda esta zona son otro motivo de atracción, como también la gran cantidad de fauna y flora que la habitan.

Las cuevas se encuentran entre las montañas, como el famoso precipicio de Padirac, una cueva natural que tiene apertura sobre una meseta de tipo calcárea.

Toda la región es ideal para la práctica de senderismo, como también para hacer recorridos a pie o en bicicleta.

Existen algunas excursiones que hacen rutas muy interesantes, donde un guía relata los acontecimientos más importantes que ocurrieron en cada sitio visitado.

También pueden visitarse castillos y disfrutar de la hospitalidad de los habitantes de estos puebos, que ofrecen buena gastronomía regional, así como alojamiento a muy buen precio.

La Ópera Garnier de París

El bello edificio de la Ópera Garnier, que también se lo conoce como el Palacio Garnier se encuentra en el Distrito 9 de París, y es conjuntamente con la Opera Bastilla la famosa Ópera Nacional de Paris.

Este emblemático edificio fue el que inspiró a  Gastón Leroux para escribir la famosa novela “El fantasma de la ópera“.

Su construcción se llevó a cabo por decisión de Napoleón III quien deseaba levantar en París una Academia Imperial de Música y Danza.

Para hacerlo,  hizo convocar a un concurso internacional y entre más de ciento setenta proyectos,  que fueron presentados,  el ganados fue el del arquitecto Garnier, desconocido en la época dado que era un joven profesional.

Como la construcción de este proyecto se enmarcaba dentro de lo que era la política de reestructuración de París, los terrenos destinados para levantar el edificio fueron elegidos por el Barón Haussmann encargado de la política de la nueva estructura que tendría la ciudad.

El terreno era de forma irregular y en las proximidades existían edificios bastante altos para la época, todo ello hizo  trabajosa y problemática la conclusión de la obra. La misma se prolongó desde 1860 hasta 1875 y fue inaugurada el 15 de enero de ese año en un ceremonia muy lujosa.

Innumerables problemas tuvo que pasar el arquitecto encargado de la obra,  sobre todo porque la zona era poco profunda en lo que a capa freática se refiere, dando lugar a la leyenda que en el lugar existía un lago subterráneo, hecho que el escritor de El Fantasma de la Ópera utilizó con gran habilidad al escribir su obra.

También, existieron problemas de presupuesto, la caída del imperio en 1870 y otros hechos que retrasaron la inauguración.

El Palacio Garnier es una obra de arte maravillosa tanto por fuera como por dentro. Catorce pintores y setenta y tres escultores realizaron las ornamentaciones del lugar. Una magnífica escalera de mármol es el punto de mayor atracción en su lujoso y elegante interior.  También,  los espacios destinados al paseo en los entreactos de las obras, se encuentran decorado con todo lujo teniendo mosaicos adheridos sobre un fondo dorado.

El Salón del Glaciar, fue uno de los que se terminó de construir luego de inaugurada la Ópera y la sala de espectáculos se destaca por sus tonos rojos y dorados, además del fantástico techo en forma de herradura que fuera pintado por Chagall.

Los asientos son de terciopelo rojo y el telón es un espectáculo aparte para ser admirado.

En la Ópera Garnier se encuentra lademás, a Biblioteca Museo de la Ópera donde pueden verse tres siglos de historia a través de hermosos vestuarios, maquetas, partituras, además de dibujos y pinturas que recuerdan la época de oro musical de la Ciudad Luz.

Iglesia de la Madeleine de París

Visitar la Iglesia de la Madeleine en París es una experiencia excepcional.

Ubicada en el corazón mismo de la ciudad, desde la Plaza de la Concorde, se llega a ella por la Rue Royale. Allí nos encontraremos con un edificio poco tradicional para ser una iglesia, su estilo neoclásico está más relacionado con otros tipos de edificios y no como uno religioso.

Su construcción, que se extendió por más de ochenta años, pasó por diversos períodos políticos del país. El proyecto original fue iniciado por Luís XV quien colocó la primera piedra en el año 1765 siendo el arquitecto encargado de levantarla Contant d’Ivry.

En 1777 cuando está en plena obra el arquitecto fallece siendo su sucesor Guillaume-Martin Couture, quien modificó de forma total el proyecto hacia un estilo griego que se destacaría por sus enormes columnas y el gran domo.

Al estallar La Revolución, la iglesia se encontraba en la parte de los capiteles de las columnas, pero a causa de los  problemas sociales y políticos reinantes en el país la obra se detuvo y recién fue retomada en 1804.

En todos esos años varios arquitectos propusieron proyectos diferentes para terminar la construcción. Fue en 1806 que a través de un decreto el edificio de la iglesia fue ocupado por el Banco de Francia, la Bolsa de París y el Tribunal de Comercio.

Sin embargo,  a fines de ese mismo año y por orden de Napoleón I se estableció otro decreto para que se terminara de edificar un templo como homenaje a la gloria del ejército francés.

De todos los proyectos presentados fue elegido el de Vignon, que mostraba un templo totalmente inspirado en la arquitecura romana.

Ya para 1807, Vignon hace demoler casi  todo lo construido recuperando sólo las columnas. Vignon muere en1828 y continua la obra Huvé, pero en 1830 otro cambio ocurre y se decide hacer un santuario de reconciliación nacional, así las obras siguieron y fueron agregadas las esculturas que hoy adornan la iglesia hechas por artistas famosos de la época como Lemaire, Ziegler y Marochetti entre otros.

Así, luego de años de cambios, marchas y contramarchas, fue recién en 1842 que la iglesia se inaugura, exactamente el 24 de julio que es el día de Santa María Magdalena, agregándose con los años el órgano de Cavaillé Coll que posee y concluyéndose el mosaico del ábside obra hecha por Laaire en 1839.

Hoy esta bella iglesia que no lo parece tanto, es de las más visitadas en París por los turistas y realmente vale la pena conocerla.

El Castillo de Tennessus

Siguiendo nuestro recorrido de castillos famosos en Francia, siempre hallaremos alguno más para visitar y recrear sus encantos, eso que los hace únicos y que aunque más no sea por unas horas,  nos permite creer que estamos realmente viviendo en esa época de reyes, princesas y amantes secretas.

Algunos de los que hallaremos por nuestro recorrido quizás ya son construcciones que el tiempo convirtió en ruinas, en cambio otros se encuentran bien conservados y es posible recorrerlos tanto en su interior como en sus alrededores, generalmente con bellos jardines y parques.

Pero si realmente queremos vivir la fantasía de una noche en un castillo francés, también podemos realizar ese sueño. El Castillo de Tennessus por ejemplo concretizará nuestros deseo de sentirnos aunque más no sea por un día miembro de la realeza.

El Château de Tennessus, ofrece habitaciones bajo el régimen conocido como Bed and Breakfast, o sea que nos brinda tanto el alojamiento como el desayuno y una opción no tan barata pero que cubre las expectativas de aquellos más exigentes, permite hospedarse en la Torre Oeste del Castillo. La misma, se encuentra totalmente acondicionada y convertida en un apartamento que bien puede alquilarse por varios días.

Entre los placeres para disfrutar  en la estadía se encuentra una inmensa piscina, que en la antigüedad fue un foso y en el que se puede hasta pescar, el entorno es magnífico para caminar y distenderse, disfrutando de la belleza del paisaje.

El Castillo es del siglo XIV y representa la más pura construcción de esa época, con un foso protegiendo los alrededores de la fortaleza, un puente levadizo, murallas y resguardos desde donde los guardias del palacio vigilaban, manteniendo alejados a los enemigos.

Hoy este hermoso Castillo pertenece a una familia inglesa que luego de comprarlo hizo toda la restauración,  pero manteniendo el estilo original de construcción, combinando a la perfección lo antiguo con las prestaciones y el confort moderno, imprescindibles para llevar adelante unos días de vacaciones en un sitio totalmente diferente.

Para quienes deseen vivir esta experiencia es sólo ir al Castillo de Tennessus y hospedarse allí de seguro será una experiencia inolvidable.

Foto: Fuente Trip Advisor

El Castillo de las mujeres

Conocido por todos como el Castillo de las Mujeres, Chenonceaux forma parte de los castillos que pueden visitarse en el Valle del Loira.

Su nombre se debe a la estrecha vinculación con las damas de la corte de Francia que históricamente se le atribuyeron, Diana de Poitiers y Catalina de Médicis, entre otras influyeron en su estilo y en su destino.

Construido por Thomas Bohier, este hermoso edificio del siglo XVI, de neto estilo renacentista,  se encuentra rodeado de bellos parques y jardines. Además, el castillo cumple también la función de puente ya que se encuentra apoyado en cinco arcos, que fueron anteriormente los pilares de un molino fortificado y que lo separan del cauce del río Cher, detalles que lo transforman en uno de los más originales y bonitos del Valle.

Su historia es muy extensa ya que pasó por varios dueños tanto del Reino de Francia como de particulares, en sus comienzos Enrique II que lo recibiera como regalo de su padre Francisco I, se lo obsequió a su amante Diana de Poitiers, quien paso a tener el título de Duquesa de Valentinois. Diana construyó el área que hoy se encuentra sobre el río destinando allí la cocina y el recinto de los servidores.

Al morir Enrique II, la reina recuperó el castillo obligando a Diana a realizar una cesión y a cambio de ésta le entregó el Castillo de Chaumont Sur Loire.

Para ingresar a  Chenonceaux  se debe recorrer una bonita alameda de plátanos, ya dentro del edificio puede recorrerse su interior disfrutando de una decoración elegante y lujosa, formada por tapices antiguos, pinturas y muebles renacentistas.

Las habitaciones que pertenecieron a Francisco I, Diana de Poitiers y Catalina de Médicis muestran un estilo fastuoso, lo mismo ocurre con las que pertenecieron a las cinco reinas que habitaron el lugar.

En el exterior además del extenso parque se encuentran los jardines de Diana de Poitiers y de Catalina de Médicis , desde ellos tendremos una perfecta vista del castillo. Vale la pena hacer una recorrida por todo este extenso espacio arbolado visitando también, el laberinto y el huerto.

En el verano suelen montarse algunos espectáculos nocturnos llamados “En tiempo de las damas de Chenonceaux” donde se narra la interesante historia del castillo. También en esa época del año pueden hacerse un romántico paseo en barca por las tranquilas aguas del Cher.

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