Francia

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Castillo de Breteuil

Al visitar París es imposible no encantarse con sus castillos, muchos de ellos parecen haber salido de un cuento de hadas y absolutamente todos son piezas de arquitectura bellas y elegantes,  que nos hacen soñar con un pasado lejano pero igualmente presente a través de estos magníficos edificios.

Un ejemplo de ello es el hermoso Castillo de Breteuil (Château de Breteuil), que se encuentra a poco más de 30 kilómetros de París precisamente en el Valle de Chevreuse, a un lugar de singular belleza.

El castillo que perteneció al Marqués de Breteuil  fue construido en el siglo XVI, en un magnífico parque de 74 hectáreas con increíbles jardines colmados de árboles, planta y flores con una gran fuente en el centro.

Según los expertos los jardines del Castillo de Breteuil representan cien años de historia de la jardinería francesa, al poseer árboles de tilo que fueron plantados en la época de Luis XVI y la creación más moderna llamada Jardín de los Príncipes, con una hermosa pérgola que está cubierta de rosales muy antiguos y una alameda de frutales, además de una zona más llana donde se encuentran cerezas del Japón y una excelente colección de arbustos de peonías.

A todo esto debemos agregar un espectacular rincón llamado Laberinto Milenario formado por cientos de árboles de bojedal.

Además de toda esta belleza natural, el castillo ofrece a los visitantes una gran variedad de atracciones como monumentos históricos, bellas estatuas, museos de arte y centros culturales.

A diferencia de otros castillos, este se destaca por ser realmente un mundo de fantasía que fascinará tanto a los grandes como a los más pequeños. Sus paredes cubiertas de los personajes de cuentos inolvidables como “La bella durmiente” y “Caperucita roja“, en los que trabajaron artistas de renombre como Armand Langlois  encargado de pintar tan bellos personajes.

También posee un fantástico museo de figuras de cera que representan los protagonistas de los cuentos para niños, los mismos se encuentran colocados de forma tal que parecen realmente personas vestidas con trajes de época y que habitan el castillo.

Los  domingos se realizan funciones especiales donde un relator de cuentos invita al público a escuchar antiguas historias, para revivir un  mundo imaginario con los  famosos personajes creados por el escritor Perrault.

El Castillo de Breteuil, abre sus puertas diariamente y se realizan visitas guiadas que son sumamente interesantes ya que cuentan la historia del lugar de forma detallada y muy amena.

Foto Fuente: Barrejadiz Aseau

París, la bella plaza Dauphine

París cuenta con maravillosas plazas, magnificos predios cubiertos de verde y de flores que sirven de marco a lugares bellísimos de esta ciudad.

Sin embargo, existen también pequeñas plazas que tienen un encanto especial, quizá por su historia o por ser las preferidas de los parisinos. La plaza Dauphine es un claro ejemplo de ello.

Rodeada de pintorescos cafés y ubicada en pleno centro histórico de París, la plaza Dauphine se caracteriza por su estilo barroco. Construida entre los siglos XVII y XVIII fue en homenaje al rey Enrique IV, un gran promotor de obras urbanas que además fue quien  proyectó esta plaza.

Para hacer realidad esta proyecto primero debió terminarse un puente que servía para conectar el sur de la ciudad con el norte que era el centro de toda la actividad comercial de la época.

Para que el conjunto quedara completo y homogéneo Enrique IV proyectó también la llamada rue Dauphine, que estaría sobre la márgen izquierda del Sena.

El puente tuvo que ser reformado años después para agregarle una plataforma en la que se colocó la estatua de Enrique IV, obsequio de María de Médicis a la ciudad y que fue la primera en ser exhibida en público en París.

Pasaron los años y en 1607 se realizó el proyecto de una plaza triangular que desembocaría en el Puente y que terminaría justo frente a la estatua del Rey y que  se llamarían la Place Dauphine.

La plaza siguio los padrones de 3 características básicas forma triangular, delimitada por casas, homogeneidad, las casas serían todas iguales de ladrillo y estuco y la tercera característica la estatua no en el centro sino en la plataforma del puente.

La forma de la plaza era la Nación Unida, que tenía a la figura real, ubicada en el eje de comunicación, como cabeza de la Nación.

Una bella plaza con mucha historia, merece una visita.

Foto fuente  Flickr

Boulogne Billancourt, el museo de los años 30

París no deja de sorprender a sus visitantes, ya sea con sus históricos monumentos, tanto civiles como religiosos, su noche encantadora,  parques,  paseos y también con una diversidad de museos.

Hoy visitaremos el Musée des Annés Trente (el Museo de los años treinta) un sitio especializado en todo tipo de objetos tanto artísticos como industriales pertenecientes a la década del 30.

El museo se encuentra el el barrio Boulogne-Billancourt un suburbio al oeste de París.

Los años 30, que son recordados en las muestras de este museo, fueron para este barrio una época brillante en el ámbito industrial y también en el cultural.

Hasta allí llegaban infinidad de artistas, arquitectos, pintores, cineastas y escultores que eran atraídos en primer término por los bajos precios de las tierras y en segundo lugar por los talleres de arte muy accesibles, que siguen siendo hoy un punto de atracción para nuevos artistas.

Aquí pueden hallarse obras de diseñadores como Jacques Emile Ruhlmann y Jules Leleu y de arquitectos como Le Corbusier, André Lucart y Auguste Perret entre otros.

Este museo cuenta con tres mil metros cuadrados de espacio para exposiciones donde se presentan más de ochocientas pintura, quinientas esculturas y cerca de veinte mil dibujos.

También, existen en la muestra muebles, carteles, cerámicas y documentos originales de la época de los años 30.

Es un recorrido que se encuentra dentro de un paseo peatonal donde puede ver tanto arquitectura exterior de arquitectos como Mallet Stevens y Le Corbusier como de famosos personajes que han habitado el lugar como es el caso de André Malraux.

Un lugar excelente para descubrir el arte, los diseños y la arquitectura de esa época,  ideal para los amantes del llamado turismo cultural, un museo que debe estar sin lugar a dudas dentro del recorrido de la bella París.

Foto: Fuente Annies Music

Marly-le-roi, París

Pasear por París puede ser una aventura encantadora, conociendo sus calles, monumentos históricos y religiosos, parques y museos, una forma de conocer y entender la idiosincrasia de un pueblo con mucho charme.

Si hay algo que en París puede encontrarse son museos, los hay de todo tipo y para todos los gustos. Así hallamos en el parque de Marly, el famoso Museo-Paseo con una propuesta diferente la de descubrir el pasado a través de colecciones de arte, ciencias, técnica y arqueología.

Entre las invenciones más fantásticas, funcionaba aquí la máquina de Marly la primera de una serie de construcciones diseñadas para llevar agua desde el Sena hasta Versalles y así poder alimentar la gran cantidad de estanques y fuentes que se encuentran en el parque que rodea el Palacio.

Para lograr este objetivo debía elevarse el agua a unos 160 metros sobre el nivel del Sena, lo que se pensaba lograr por medio de varias subidas sucesivas hasta llegar al depósito llamado Marly, que posee una altura que supera a Versalles en 33 metros. Además, de este complicado diseño, aún había que atravesar dos montículos que se encontraban situados en la ribera del río y que medían en media un metro.

Toda esta gran instalación fue diseñada por el Liégeois Rennequin Sualem, y estaba formada por catorce ruedas hidráulicas de un diámetro de 12 metros , instaladas en el Sena.

Las ruedas tenían como trabajo accionar 221 bombas que cumplían la función de aspirar por un lado y expulsar el agua de una forma equilibrad para poder equiparar la energía de las 14 ruedas.

Esta obra monumental comenzó a realizarse en 1681 y terminaron en 1684 y esta gran maquinaria de avanzada para la época fue inaugurada por Luis XIV.

Port Marly también se hizo conocido porque aquí Alejandro Dumas mandó construir un castillo al que llamó Monte Cristo, con fastuoso lujo decoró y amuebló la mansión y vivía allí con gran lujo una vida de pleno derroche, manteniendo además a todos sus hijos, las madres de ésto y también a varias amantes.

París, Saint Germain des Pres

Recorrer París es encontrarse con barrios, plazas e iglesias tan bonitos y pintorescos como llenos de historia y cultura.

Visitaremos entonces el mítico barrio, la plaza y la iglesia de Saint Germain des Pres, lugares tradicionales de esta hermosa ciudad francesa.

La plaza de Saint Germain des Pres se creó y habilitó como una posibilidad de ingresar a la iglesia que se encuentra justo frente a ella, cambiando así el antiguo paisaje de empedradas calles medievales por una moderna zona peatonal.

Justo en la esquina del boulevard Saint Germain se encuentra la antigua y famosa cafetería de los Deux Magots un lugar prestigioso frecuentado por intelectuales de todas las épocas como Sartre.

Vale la pena  tomarse un café en un sitio con tanta historia y admirar su entorno, para después visitar la iglesia de Saint Germain des Pres, la más antigua de París, que abre sus puertas todos los días desde las 8 de la mañana.

Esta hermosa iglesia fue construida en el año 558 y consagrada por el arzobispo de París Monseñor Germain, quemada en el siglo IX por los vikingos, totalmente reconstruida por el abad Morard y luego ampliada en 1163 por el Papa Alejandro III, es una perfecta muestra de la arquitectura de la época.

Con la Revolución Francesa fue  transformada en una prisión y posteriormente en un depósito de pólvora y municiones, lo que generó  un tragedia cuando una explosión casi la destruye por completo.

Rodeando la iglesia hallaremos el barrio Saint Germain des Pres, un lugar de intelectuales ya que residen en la zona escritores, políticos y artistas que le han dado fama a las cafeterías que frecuentan como el Café de Flore, Café des Deux Magots y el Brasserie Lipp.

Disfrutar de un paseo por sus tranquilas calles donde encontraremos  hoteles que funcionan en edificios del siglo XVII, como también anticuarios, boutiques lujosas y varias editoriales.

Este es un barrio que por las noches suele animarse bastante sobre todo ponen el toque colorido sus bares, cafeterías y terrazas.

Foto: Fuente Roberto Zucco

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