Luís XIV fue coronado como rey de Francia el 7 de junio de 1654, en una ceremonia que fuera celebrada en la Catedral de Reimis.
Junto con Mazarino trabajaban diariamente examinando todos los asuntos concernientes a los variados asuntos de Estado que se presentaban constantemente.
Con una formación política con marcada influencia en el arte de gobernar se intensificaron al asumir el trono y no le importó sacrificar su vida en pos del bienestar de su país.
Así, una de las obligaciones que debió cumplir fue su casamiento con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España, ya que era una exigencia para beneficiar los intereses de Francia. Un matrimonio sin amor y una mujer de la que no gustaba no fueron impedimento para que cumpliera con sus compromisos y obligaciones para con su esposa y lo hizo al menos en los primeros años de matrimonio.
En marzo de 1661 muere su mano derecha Mazarino y Luís XIV da la orden que nada sea firmado sin su consentimiento, ya que debería de allí en adelante, estar informado de todo cuanto ocurría a su alrededor.
Luís XIV funda la monarquía absoluta en Francia con preceptos como el despotismo y una omnipotencia ministerial marcada que produjo cambios importantes ya que desde ese momento ni la reina madre ni otros dignatarios serían convocados a las reuniones del Consejo de Estado. Siendo unos pocos los convocados por el rey para reunirse un par de veces a la semana controlando así los órganos centrales del gobierno.
Así, Luís XIV tuvo como objetivo principal el encarnar a Francia en su sola persona, por medio de una centralización de poder absoluto. Protagonizó once guerras en cuarenta años, y todo el poder de los nobles dependía de su capacidad de complacer al rey.
Fue así que los acontecimientos marcaron el florecimiento de la vida cortesana y se redujo la importancia de la nobleza tanto moral como económicamente.
Un reinado marcado por la euforia y la vida libertina, el propio rey bailaba en lugares públicos escandalizando tanto a la reina como a su círculo de devotos.
Su esposa, que le diera seis hijos de los cuales sólo uno sobrevivió, moría en 1863.
A los cuarenta años, Luís XIV se encontraba en el apogeo tanto político como militar y su arrogancia le generó el título de el Grande siendo además objeto de adoración por parte de los miembros de su corte.
Sin embargo, se sucedieron muchos años de guerras trayendo crisis económica y social a Francia minando así el régimen absolutista del rey.
Cuando el monarca se dio cuenta que moriría ordenó sus asuntos y se despidió de su familia, junto a su lecho de muerte su bisnieto y futuro Luís XV recibió de manos de Luís XIV el reino de Francia desapareciendo así el máximo exponente de la monarquía absoluta un rey que supo llevar, auque por un tiempo breve, a Francia hasta la cima.